Tener una planta de aloe vera en casa siempre tiene un doble sentido: por una parte, ornamental, porque da un aire fresco a nuestro hogar y por sus conocidas propiedades medicinales y curativas. Se caracteriza por sus hojas alargadas y carnosas que pueden llegar hasta 7 cm de grosor. Es una planta resistente y versátil que se adecua perfectamente a cualquier tipo de espacio y que admite ser cultivada tanto en interior como en exterior.
Sus cuidados son bastantes sencillos:
- Como al resto de plantas de su familia, le gusta la luz natural. Sino está en el exterior, debes ubicarla cerca de ventanas o en una terraza. En verano evita la luz directa, ya que puede quemar sus hojas.
- Es sensible al exceso de agua, por eso es recomendable regarla cada 10 o 15 días y no con mucha cantidad.
- En los meses de primavera o verano es aconsejable cambiar el abono, sí puede ser por abono natural.
El aloe vera es también una planta muy admirada por sus propiedades antioxidantes y medicinales, ya en el Antiguo Egipto se la conocía como la “planta de la inmortalidad”. Su savia se utiliza comúnmente para hidratar la piel, cicatrización de heridas, quemaduras de sol y picaduras de insectos, entre otros.
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